lunes, 13 de mayo de 2013


LA ESTRATEGIA HIGIENISTA: LA HIGIENE VITAL (Dr. Eneko Landaburu)

El cuerpo humano, es SABIO, PODEROSO y muy COMPLEJO (unos cien billones -100.000.000.000.000 - de células diversas trabajando conjuntamente en armonía). La misma inteligencia que nos construyó a partir de una célula microscópica (el óvulo fecundado), persiste en nosotros y busca lo mejor. Nuestro cuerpo contiene un "instinto de conservación", un médico o mecánico interno, con una sabiduría ancestral. Nuestras células fueron inventadas hace unos 1.700 millones de años. Las superabundantes bacterias que poblaban el planeta, debido a la falta de espacio, agua y alimento, decidieron solidarizarse e inventar la célula con núcleo, que forma nuestros tejidos.

Siendo el cuerpo tan sabio, y tan complejo, cuanto menos intervengamos en su orden natural (medicamentos, plantas medicinales, intervenciones quirúrgicas), correremos menos riesgos de equivocarnos. Cuidado con todo aquello que se diga "medicinal", que por lo general son sustancias venenosas que interfieren en el orden natural. Pueden aliviar malestares momentáneamente, para luego tener recaídas, o desplazarse el malestar a otra parte del cuerpo.

La actividad celular genera restos tóxicos que van a parar a la sangre y de allí a cuatro filtros: (a) Pulmón (los tóxicos se evacuan por el aliento).- (b) Hígado (los tóxicos se evacuan por la bilis que va a parar al intestino y da color a las heces).- (c) Riñón (los tóxicos se evacuan por la orina).- (d) Piel (los tóxicos se evacuan por el sudor). Los tóxicos también se pueden eliminar por cualquier secreción corporal: mocos, saliva, lágrimas, leche, semen, jugo gástrico, menstruación… Además de los tóxicos que se producen en la actividad celular, el cuerpo tiene que eliminar las sustancias tóxicas que le entran del exterior a través de las vías respiratorias, digestivas o la piel. El cuerpo intensifica la labor de limpieza cuando no tiene otra cosa que hacer: durante el descanso y el sueño. La actividad ensucia y la inactividad permite la limpieza.
La sensación de cansancio o sueño, nos indica cuando debemos de descansar. Los estimulantes son sustancias tóxicas que irritan al sistema nervioso, ocultan la sensación de cansancio y nos cansan aún más. Estas sustancias toxicas están presentes en el café, té, mate, cacao, cocaína, aspirina, ginseng, guaraná, refrescos industriales…

La enfermedad es consecuencia del cansancio y la intoxicación consecuente. En situaciones adversas e inadecuadas, el cuerpo se agota y queda sin fuerza suficiente para mantenerse limpio. La enfermedad no es consecuencia de una agresión microbiana, sino una acción defensiva contra una contaminación interior intolerable. Las crisis agudas, como el vómito, la diarrea, la fiebre, la tos, el estornudo, la mucosidad, el sarpullido, el grano, la inflamación o congestión, con su dolor consecuente, etc. son mecanismos extraordinarios inteligentes de limpieza. Con la inapetencia, la debilidad, la frialdad, la tensión baja, el estreñimiento, la digestión lenta, las extremidades frías, etc. el cuerpo está diciendo que está "cerrado por reparaciones", que está necesitando de un periodo especial, para poner en orden el interior, y que para ello necesita todas las energías. Los malestares crónicos como el infarto, la artrosis, la osteoporosis, la arteriosclerosis, el cáncer, son procesos destructivos al estar expuestos por un tiempo a un exceso de tóxicos. Lo agudo reprimido puede acabar en algo crónico. Las crisis agudas pueden acabar curando procesos crónicos destructivos. Al cuestionar la agresión microbiana (“Teoría de la Infección"), se cuestiona también el uso de antibióticos y vacunas, los contagios y las epidemias infecciosas.

Cuando una persona quiere resolver un problema de salud, mejor que "injerencias extranjeras", es aprender a satisfacer lo mejor posible las necesidades corporales, para que el mismo organismo haga su trabajo de recuperación de la salud.

El bienestar de tu cuerpo dependen de muchos factores: la alimentación, el ejercicio vigoroso regular, el descanso (el sueño nocturno y la siesta), el aire puro, los rayos solares, el contacto con la naturaleza, el bienestar mental, la calidad del medioambiente, el orden social local e internacional,... En caso de una crisis aguda, cuanto más se descanse mejor. El descanso total de todas las funciones corporales consiste en: no consumir nada, excepto algo de agua si hay sed (descanso digestivo); posición horizontal, o con los pies un poco elevados (descanso muscular y de la circulación sanguínea); oscuridad y silencio - si no lo hay en el ambiente, taparse los ojos y los oídos (descanso sensorial); temperatura cálida - si las extremidades están frías, abrigarlas, si hay fiebre, refrescarse; pies caliente, cabeza fresca (descanso térmico); evitar contaminación electromagnética: ropa sintética, radiodespertador y otros electrodomésticos. Hay formas intermedias de dar descanso al cuerpo para favorecer su curación: acostarse más temprano, echarse siestas, evitar las actividades que se puedan, saltarse alguna comida, comer solo fruta,... Cuando se padece algún malestar, el cuerpo necesita más de dormir que de comer. En situaciones de malestares viejos y crónicos, más que de remedios milagrosos, estamos necesitados de APRENDER A VIVIR MEJOR. Si somos humildes y sincer@s reconoceremos que aún nos queda mucho por mejorar el "arte de vivir". Hazte un eterno aprendiz.

Ayunar es lo más natural del mundo. Muchos seres vivos lo hacen en la naturaleza de forma regular. El cuerpo humano puede adquirir sus sustancias nutritivas, del exterior a través de la comida, pero también del interior, de sus reservas. Cuando hay malestares y sobre todo no hay apetito, el cuerpo te está indicando que prefiere alimentarse de las reservas, ya que así ahorra la energía que se gasta en la digestión y la puede dedicar a la curación.
Por las noches, cuando dormimos, pasamos muchas horas sin comer. Si cenamos dos horas antes de acostarnos y retrasamos el des-ayuno a dos horas después de levantarnos, es una forma de ayunar doce horas diarias y potenciar la autocuración. Mejor aún si la cena y el desayuno es a base de fruta fresca, que apenas dan trabajo digestivo.

Las molestias que aparecen con el estómago vacío ("el gusanillo"), no es hambre, sino un proceso de restablecimiento y limpieza. Prueba de ello es que no persiste y desaparece en unos minutos. A una persona sana, el estómago vacío no le da molestias. El comer interrumpe este malestar, pero corta un proceso curativo. Espera a que pase la molestia estomacal, antes de comer. Si haces un exceso con la comida (o con tabaco o alcohol) es normal y deseable que moleste el estómago vacío, al día siguiente. La afirmación de que "cuanto más como, más hambre tengo", más bien se refiere, a que cuando haces excesos más molesta el estómago cuando está vacio.

Los humanos somos animales de costumbres. De generación en generación se han transmitido unas costumbres alimenticias, que no se adecuan a nuestras necesidades. Por ello la forma actual de alimentarnos puede ser un factor causante de nuestros malestares y un freno para la autocuración. Cada máquina ha sido diseñada para consumir un tipo de combustible. Nuestro cuerpo fue diseñado hace muchos millones de años, cuando no existía el fuego, ni los molinos, ni los aditivos químicos modernos. La Naturaleza fue preparando durante siglos nuestros alimentos adecuados: frutas, verduras tiernas, ciertas semillas (girasol, zapallo, nueces, almendras,...), huevos de aves, miel de abejas, carne, pescado… Nuestro combustible sería estos productos sin manipular, sin cocinar y sin mezclar. Así se alimentan el resto de los animales en estado salvaje, guiados por el instinto de conservación.

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del Dr. Eneko LANDABURU PITARQUE
C/e: enekolan@arrakis.es
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