sábado, 24 de noviembre de 2012

Copa micénica significado esotérico u oculto

Símbolos


 

Copa micénica


Una copa, la noche, las conchas y caracolas, la matriz, el agua y la tierra son símbolos que vehiculan la energía femenina.

Desde la orilla conocida y de la mano de símbolos naturales y revelados diseñados especialmente para promover el Conocimiento, nos remontaremos a esferas o parajes olvidados, recuperando la Memoria de un cosmos sexuado que se regenera a través del ser humano que lo encarna.


Primero eran páginas en blanco. Matrices que al ser fecundadas gestaron el modelo cósmico completo. El Supremo Artesano pensó, proyectó y numeró, luego repartió en tres grupos (22, 40, y 16) y nombró: Arcanos Mayores, Menores y de la Corte; crecieron en el útero y una vez formada la criatura, se alumbraron los vástagos constituyendo cada uno un todo y paradójicamente entre todos, el mismo todo.

Ver al mazo del Tarot como reproduciendo el acto cosmogónico puede resultar un tanto sorprendente, o sea, verlo como el fruto o hijo de la polarización primigenia, donde cada lámina en blanco es un símbolo del principio femenino, de la substancia universal indiferenciada que recibe el flujo espermático del Pensamiento, y de cuya cópula se engendra una posibilidad que primero es arquetipo, luego idea que va tomando forma hasta coagular en una figura, en un símbolo visual, en una concreción material, un arcano con nombre propio: El Loco, El Mago, La Emperatriz, La Templanza... El As de Bastos, El Cuatro de Espadas, La Reina de Copas, el Paje de Oros, y así hasta completar el Libro.

Es mucho lo que puede decirse del valor simbólico de este juego sagrado, de sus connotaciones cosmográficas, numéricas, astrológicas, alquímicas, míticas, iniciadoras en los misterios del cosmos, etc., pero en esta oportunidad queremos destacar la permanente presencia de lo femenino y la mujer en todo el mazo.

la rica y amplia significación de lo femenino dentro del orden cósmico. Una corriente sin la cual nada sería, como tampoco sería el universo si aquélla no se conjugara con un aspecto masculino, activo y viril, pues de la constante interpenetración de los aparentes opuestos se generan los innumerables seres, mundos, espacios y posibilidades. Cada uno de los arcanos anteriores pone de relieve una u otra faceta de la feminidad presente de distintos modos en los simultáneos planos del ser universal: la vacuidad, la receptividad, la fertilidad, la generación, la atracción, la gracia y el encanto, la economía y la administración. La fluidez, la plasticidad, la virginidad, la elección y la decisión; asimismo la audición y la pasión, la fuerza de lo sutil, lo interior y oculto y los misterios de la vida y de la muerte que se expresan de forma cíclica, son cuestiones directamente vinculadas con la faceta yin de la manifestación, sin olvidar la intuición intelectual, la contemplación y la imprescindible destrucción de todo lo creado cuando retorna a su origen indiferenciado, donde ya cualquier dualidad es trascendida.

Conciencia es nombre femenino, como también lo es el de Alma, puente entre el mundo material o corporal y la realidad del Espíritu. El Alma es mediadora y se la simboliza por las aguas y su constante fluir; se sutilizan y evaporan, volviendo luego a licuarse y a caer como lluvia o rocío sobre la tierra. El Alma eleva lo de abajo hacia arriba, conecta lo concreto y sensible con las formaciones sutiles y también con lo universal, con las ideas y arquetipos y con el misterio del Espíritu. Y al mismo tiempo vehicula las potencias de lo alto -de lo intelectual o espiritual- conduciéndolas por todos los estados hasta el que toca la realidad sensible.

Las deidades femeninas de los innumerables panteones tradicionales están presentes en los arcanos del Tarot: Atenea-Minerva, diosa de la Sabiduría y la Inteligencia, Afrodita-Venus, diosa del Amor y la Belleza, Deméter-Ceres, diosa de la Naturaleza, la fertilidad y la fecundidad y su hija Proserpina-Perséfone, relacionada con la muerte y la regeneración. Artemisa-Diana, vinculada con la virginidad y la castidad, las Erinias-Furias con la justicia y la venganza, así como las Horas con el orden social y el de las estaciones. No olvidemos a Mnemosine, deidad de la memoria, el recuerdo y la anamnesis y sus nueve hijas las Musas, diosas de la inspiración poética, la música, la danza y la historia. Y las Ninfas, representantes de la vitalidad y la fecundidad, o las Sirenas relacionadas con la música de las esferas y también con la distracción. Hera, patrona del matrimonio, las Tres Gracias, estandartes de la Belleza, el Amor y el Placer, Tique o la Fortuna, y por supuesto Hestia, la que mantiene la llama del hogar siempre prendida.

Juguemos a reconocerlas en los Arcanos Mayores del Tarot, y sobre todo a verlas como espejos de realidades que nos conforman y que con nuestros gestos y existencias recreamos... Energías que por otro lado no sólo se expresan en su faceta positiva, luminosa y constructiva sino también en la inversa, oscura, negativa y destructiva.

En los Arcanos Menores, cada uno de los palos está en correspondencia con uno de los cuatro planos en los que simbólicamente se estructura la jerarquía del Universo, tanto en su faceta macro como microcósmica. Así los bastos simbolizan la realidad más alta, la de la ontología, el ser en sí mismo o el Espíritu, también vinculado con el elemento fuego. El mundo intermediario del Alma está representado en su faceta superior por las Espadas, asociadas a las ideas arquetípicas, a la mente y al elemento aire, y en su aspecto inferior se lo representa por las Copas, en correspondencia con el agua y el psiquismo individual y denso. Finalmente el plano de la realidad concreta, material o corporal, la tierra en la que coagulan las energías de los mundos superiores, se expresa por los Oros



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